(Des)propósitos del año nuevo (2022)

Adoptar una nueva personalidad, criarla y dejar, después, que me abandone (y volver a adoptar una nueva personalidad).

Corregir de una vez la “Crítica de la Razón Pura” para que no haya más equívocos con ese panfleto escrito sin ton ni son.

Dejar de beber a deshoras. Arreglar el reloj.

Dejar de ver series inanes y buscar “inane” en el diccionario.

Fundar un gimnasio que te cobre solo si no vas y forrarme.

Fundar un cineclub para películas que se comentan solas.

Fundar un club de lectura con una sección “Yo me acuso…” donde poder confesar que no he podido acabar “El Principito”.

Inventar la trinchera portátil (quizá hinchable). Venderla en el Parlamento.

Inventar la trinchera permeable. Venderla en el Parlamento.

Aprender a nadar en aguas abiertas, por si los flujos de migración cambian de sentido.

Tomarme un día de asuntos propios para cuando el destino decida matarme.

Tomarme la calma con la necesaria calma.

Tomarme el tiempo necesario para que no sea necesario tanto tiempo.

Celebrar la injusticia en su justa medida.

Amar a distancia tanto como en presencia propia. Teleamar.

Transformar mi mirada sin necesidad de unas gafas nuevas.

No echar de menos lo que no se lo merece (y saber distinguirlo).

No buscar más el sentido de la vida (que siempre va en dirección contraria). Apreciar el sabor de este día, cada día.

Responder al instante, ya que ha llegado.

Ser dichoso sin decirlo.

Aprender a dar las gracias más a menudo, más adecuadamente, más efusivamente.

Hacerme compañía.

Decir menos “no sé por qué” y hacer menos lo que vino antes de esa frase.

Leer a Blanchot (no sé por qué).

Citar bien a Lévinas, cuando haga falta.

Tener siempre una frase de Walter Benjamin a mano para los viajes en ascensor. (Cuando voy solo).

No aburrir a la #gente. Ya tienen bastante con lo que son para aburrirles con lo que soy.

Inventar la vacuna mRNA del tiempo: que no impida que se transmita, pero que las consecuencias sean menos graves.

Seguir respirando un año más y saberlo apreciar.

Un pensamiento en “(Des)propósitos del año nuevo (2022)

  1. No imagino donde habria que estar para que ocurriera, al menos, una sola de esas cosas.
    Cambiar la mirada sin gafas nuevas es tan complicado como llegar a tiempo a donde nunca has ido.
    Suerte. Para todo y para aquello.

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